viernes, 22 de abril de 2011

EL PERIODISTA DE LOS COLES PÚBLICOS



Augusto Bolaños Morales

Nota: Ensayo de mi experiencia de TCU realizado con Fundación Acción Joven.

La mayor parte de nosotros los jóvenes que estudiamos la carrera de Periodismo buscamos realizar el Trabajo Comunal Universitarios (TCU) en instituciones estatales o de fines sin lucro que nos garanticen que finalizaremos las 150 horas de trabajo en menos de cuatro meses.

Otros optamos por ir a medios de comunicación del estado para que algún reportaje especial, nota de suceso o de cultura elaborada por nosotros mismos, salga al aire y sea escuchada o leída por miles de personas. Para que cuatro meses después nos den el esperado anuncio de que nos dan la posibilidad de formar parte del equipo de comunicación o simplemente nos digan: Te puedo hacer contacto con Fulano (personaje costarricense) para que estés de colaborador con él… que en otras palabras nos están diciendo adiós.

Y por último está el grupo de futuros comunicadores (acá ya me incluyo) que buscamos hacer un trabajo comunal que tenga un impacto en la sociedad, que nos dé la posibilidad de dejar una huella, ya sea de talla 6 o 14 americana, bien marcada.

Es por eso que en agosto del 2010 decidí formar parte del Departamento de Comunicación y Relaciones Públicas de Fundación Acción Joven (FAJ), fundación privada sin fines de lucro que busca aprovechar el recurso humano que representa el TCU para mejorar la calidad de la educación secundaria pública y sensibilizar a los futuros profesionales acerca de la realidad social nacional, la importancia de la solidaridad y su papel como agente de cambio.

La mayor parte de los TCU’s que integran anualmente Acción Joven son estudiantes de las carreras de Psicología, Sociología y de Trabajo Social. Ellos junto con los coordinadores de dicha institución trabajan en grupos grandes. Se reúnen de dos a tres ocasiones por semana para organizar proyectos o planes en las aulas junto a los estudiantes de sétimo y décimo año de ocho instituciones, dos en San José y el resto en Santa Cruz de Guanacaste, para motivarles el interés por los estudios y así prevenir la exclusión estudiantil.

En mi caso, durante los primeros seis meses yo no conté con la colaboración de algún otro TCU de periodismo. Fue hasta mis últimos dos meses que llegó a la Fundación una nueva compañera, pero por motivos externos no pude trabajar junto a ella. ¡Pero qué va! Por qué estoy comentando esto como si fuera un reclamo o punto negativo de mis servicios con Acción Joven.

Sí tuve una compañera de trabajo, su nombre es Cynthia Bonilla Mora, la encargada de la Oficina de Comunicación de la Fundación. Correcto, mi superior. Verla como mi jefa era difícil para mí, por su corta edad, estatura parecida a la mía, similitud en algunos gustos musicales, por su personalidad abierta y que me recordaba a cada rato mis compañeras de universidad. A quien a la misma vez, le debo de pagar como ochos tanques de gasolina llenas por todos los rides que me dio a los coles o mis clases de la U.



Junto a ella trabajan un grupo de coordinadores, administrativos y directores que disfrutan de su labor todos los días junto a los estudiantes y profesores, a pesar de obstáculos sociales que les aparecen. Con algunos de ellos pude establecer nexos de amistad ya sea por las giras a los centros educativos, por participación en dinámicas y por los gusto musicales y deportivos.

Un caso muy particular, es el del director de Acción Joven, José Aguilar Berrocal, quien en cada comentario o discurso que daba, reflejaba claramente el orgullo y la emoción de trabajar con los equipos de TCU’s, de ver como nosotros los universitarios colaboramos en la solución de la búsqueda a la problemática de de exclusión estudiantil y transformábamos la vida de algunos jóvenes.

¿Pero qué hace un periodista en FAJ? Se convierte en la voz y lápiz de los estudiantes. Mi función era entrevistar a estudiantes, profesores, TCU’s y coordinadores de FAJ y relatarle al público externo sobre los proyectos que ellos realizaban.

Mientras colegas míos de Canal 6 y 7 informaban de la entrega de millones de dólares del Banco Internacional del Desarrollo (BID) al país para proyectos de mejoramiento de las carreteras, producción agrícola y herramientas para combatir la inseguridad, yo me encontraba informando sobre la visita de empresas a los coles que hacían donaciones de libros, materiales para remodelar las aulas y gimnasios. Excompañeros de trabajo del diario Al Día andaban detrás de Lionel Messi para saber si iría a jugar contra la Sele, yo andaba detrás del equipo Villareal Team Rider del Liceo Villareal para saber que tal les ha ido en las competencias de surf y skate. Editores de La Nación enviaban a dos amigos míos a darle seguimiento a la indagatoria en contra del exministro de la Presidencia, Rodrigo Arias y de la fragmentación del Partido Liberación Nacional, mis superiores me designaron darle seguimiento a las reuniones y proyectos de cohesión grupal y fortalecimiento de los valores que los Comités de Apoyo y de Prevención de la Exclusión Estudiantil desarrollaban juntos a los jóvenes de secundaria.

¿Todo esto es noticia? Claro que sí, son hechos novedosos, van dirigido a un público en específico, se denuncia las fallas que tiene el sistema educativo nacional, hay pruebas, se involucra la participación de instituciones públicas, empresas privadas y las comunidades aledañas a los centros educativos. ¡Hay de todo!

¿Y la ética periodística? Según la bendita ética del periodismo, se recomienda que los reporteros al establecer nexos, es vital que guarden una relación de prudente distancia. Esto les puede evitar caer en la tentación de pensar y escribir como las fuentes. Yo soy joven y mis fuentes eran jóvenes también. Mantener un lenguaje técnico y culto durante mis entrevistas, por momentos se transformaba en aquel lenguaje que yo solía dominar durante mi época colegial. ¿Me molestaba ese cambio de vocabularios o les molestaba a ellos? Cero, más bien eso era parte de mi función, ser uno más de ellos, darle la palabra ellos, conversar y escuchar de los eventos en que participan, las opiniones y sus metas a futuro.

¿Y los profes? Más de uno se desahogaba conmigo contándome sobre los problemas sociales que se han introducido en los colegios. Algunos al yo mencionar que era TCU con función de periodista, me hablaban sobre acontecimientos nacionales que se salían absolutamente de la nota que estaba desarrollando. Pero algo muy particular de ellos, era la forma en que se despedían: Mucha gracias por darme la palabra y por el apoyo…

¿Darme la palabra? Mmm...¡Cierto! Ellos también querían ser escuchados y fueron alguna vez jóvenes que tuvieron que lidiar con las fallas del sistema educativo y ver compañeros suyos ante ello, abandonar las aulas.

Pero, ¿por qué apoyo? Si la función de un periodista es de informar sobre un hecho novedoso, noticioso y de interés público. Siempre me hacía esta pregunta, pero es que se me olvidaba que yo decidí hacer un TCU con impacto en la sociedad, yo era el periodista de los coles públicos. ¡Una especialización demasiada chiva!


¿Cuál fue la noticia que me gustó más redactar? Difícil de escoger. Si bien soy cociente de que algunas no pude desarrollar bien que otras por motivo de la información que las fuentes me facilitaban. Pero lo que sí puedo responder es que me gustó entrevistar a jóvenes que por primeras vez visitaban el Autódromo La Guácima, grupos de bailes de dancehall, hip-hop y breakdance, a madres menores de edad, a surfistas, encargados de coordinar paseos, estudiantes que salían del consumo de drogas, alumnos con déficits auditivos y atencional, entre otros.

El TCU no sirve para agregarlo como experiencia laboral dentro de currículo de uno. ¿Entonces de qué me va a servir? No sé si salgo por la puerta grande, mediana o pequeña de la Fundación, pero me pone a cuestionar de qué manera puedo seguir colaborando ante esta problemática del sistema educativo nacional relacionándolo junto a mi carrera. ¿Invento una revista, periódico, programa televisivo o radial que tenga como temática central la educación? ¿Le propongo un proyecto al Ministerio de Educación Pública o mas bien a los mismos jóvenes de los coles con que FAJ trabaja para montar un proyecto audiovisual?

¿Increíble no creen? Que dentro de las instituciones educativas públicas hay tantas cosas por informar y a veces los periodistas no tenemos temas que publicar e investigar

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